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La comunicación y su relación con el teatro

En el transcurso de los últimos años, las entidades culturales se han encargado de convertir al público en el centro de la estrategia. Como si se tratara de buscar los signos compatibles del zodiaco como compatibilidad de cancer, cada vez se ha hecho más necesario conocer sus hábitos, deseos y necesidades con la finalidad de para ofrecerle productos que puedan resultar interesantes y que además ayude a incentivar la demanda.

Si bien, las variables que han sido analizadas a fin de conocer las audiencias teatrales han sido numerosas, el rol de la comunicación cultural hasta ahora es que ha sido estudiado. 

Cuando se trata del teatro, podría resultar evidente su primacía de función estética, debido a que la proliferación de signos durante la escena se inclina hacia una percepción sensorial orientada al oído y, sobre todo hacia la vista.

Asimismo, y desde dicha perspectiva, no resulta  discutible la preponderancia del hecho escénico sobre el literario, ya que este último emplea casi de forma exclusiva el lenguaje, lo que ha de suponer una mediatización conceptual y una significación ya elaborada, ante la concreción e inmediatez de la acción que se representa ante los ojos.

La comunicación

Resulta importante deslastrarnos del concepto de comunicación como la transmisión de información desde un emisor hasta un receptor, sobre todo cuando el emisor y/o receptor se trata de seres humanos, y en aquellos procesos denominados estéticos.

Tratándose los seres humanos de organismos autocreadores, de acuerdo al cognitivismo construccionista, los estímulos e informaciones recibidos por los intelectuales, haciendo hincapié en los sensoriales, no son registrados y almacenados en la memoria o en la conciencia, sino que llegan a entrar en contacto con el contenido de la misma incitándola a constituir su propia información. 

Cuando se trata de la comunicación artística, resulta más acusado, ya que sería artista ese que busca conocerse mejor a sí mismo mediante la elaboración de su mensaje para hacerlo público, incitando a otros a que se conozcan de mejor manera su propio ser. Aunque ese conocerse mejor del destinatario sólo llega a ser posible en la medida en que llegue a participar en el proceso de elaboración de ese mensaje final, convirtiéndose en el verdadero artista, en otras palabras, el creador, autopoético.

Sin embargo, hablar de la comunicación estética es exactamente eso, la que busca la preservación del individuo y de su iniciativa, pero que además explota su condición autopoética. En tal sentido, es importante hablar del propósito del arte, de la variabilidad de las lecturas, de la plurisignificación de los textos, de la participación del lector, de la imposibilidad de interpretación.

Tales aspectos se ven favorecidos, entre otras razones, gracias al carácter sensorial, a estoes lo que se le llama estético de una manera etimológica, de esa contemplación propuesta por el arte ante el carácter más conceptual, racional y teórico señalado por los otros discursos como lo son el científico, el ideológico e incluso, gran parte del discurso cotidiano.